El pueblo Mapuche vive en condiciones de pobreza que duplican la de la Región Metropolitana.
La desigualdad selectiva
del pueblo Mapuche es una verdad conocida a gritos... El montaje judicial también.
Es lo que configura el racismo "a la chilena"
Es lo que configura el racismo "a la chilena"
La Fundación Sol, es reconocida por la buena calidad de sus estudios: va muy adelante de los gobiernos enceguecidos. Especialmente en lo que se refiere a los problemas relacionados con calidad de vida, ingresos y derechos fundamentales, los que, si existiesen, los salarios éticos podrían resolver.
No debemos perder de vista que la primera forma de violencia
en una sociedad está dada por las desigualdades, las inequidades y exclusiones que, en Chile, son pan caliente. Y se la
trata de esconder detrás de las fortunas que inflan mentirosamente un “súper
desarrollo chileno” Desarrollo que no es tal y que todos los chilenos conocen:
Mientras el Presidente Piñera y varios de sus socios están entre los 200 más
grandes fortunas del mundo (mal habidas, como todas las fortunas que mantienen
a sus trabajadores en la miseria), los chilenos, en un 70%, tienen un ingreso
mensual inferior a dos salarios mínimos, que son miserables. Fuera de su
sueldo, el Presidente ha recibido anualmente, por encima de los 200 millones de
dólares. La fortuna Luksic, dueño de medio Chile, duplicó en los tres
últimos años…) ¿De qué equidad y desarrollo hablan?
Debemos insistiry e impedir se desconozca que la violencia del mal llamado
"conflicto Mapuche" es el resultado directo del diseño social
chileno: el despojo del pueblo Mapuche
la origina. A este pueblo se le
reprime y abusa, por luchar y exigir sus derechos, sus tierras, cultura y paz
para su pueblo. Y se les atropella al negarles oportunidades en sus territorios
históricos al ser despojados por las
forestales, las mineras, los proyectos destructivos hidroeléctricos, plantas de
celulosa y tierras históricas usurpadas. El
gobierno habla “de haber restituido 31 mil hectáreas… pero el despojo desde la
dictadura y post dictadura es sobre 7 millones de hectáreas! Y dicha “restitución
es una gota en el mar y se ha distribuido a quienes el gobierno quiere apoyar y
luego usa como pantalla y volador de colores.
La violencia y la ausencia de justicia en Chile para los
pueblos originarios las crea el Estado y sus fuerzas policiales, que crecen y
son cada vez más agresivas. Esta es la fuente del “conflicto”.
Cuando “El Mercurio” habla de programas sociales para el pueblo Mapuche, solo
tratan de esconder la realidad: usando algunas frases inteligentes como “debemos
incorporar al pueblo Mapuche en las decisiones” (¡lo que no han hecho ya que no
respetan el Convenio 169 de la OIT que es la ley!) Proponen un goteo selectivo, para unos pocos
(Ver Publirreportaje en El Mercurio del 29/12/2012) Allí “se lamentan de que haya
violencia” pero niegan identificar su origen y el por qué éste persiste y
quienes son los violentistas. Nada dicen del sistema judicial que es una farsa los “programas sin destino ni eficiencia”
de esta guerra sucia. Y hoy, para confirmarlo, el fiscal de Temuco dice que
encontraron una pistola (fue plantada allí) en la casa de un comunero (como las
bombas del fiasco “caso bombas” en Santiago, o en el caso de Waikilaf Cadin
Calfunao) El “hallazgo justifica el último montaje contra Ñirripil Cayupán, al
que detienen como parte de la estrategia anti-Mapuche del Ministro Chadwick. ¿O
del caso de los jóvenes Daniel Levinao y Paulino Levipán que acusaron de Homicidio
frustrado, casos que fueron rechazados por incoherentes por la Corte Suprema,
la que raramente dictamina a favor los mapuche? (Fui al segundo juicio del
primero de ellos, en Angol, y lo menciono más adelante)
¿O es que no saben que
el ingreso familiar Mapuche en Araucanía es de un 50% del equivalente del
salario mínimo regional y que ese salario mínimo es una vergüenza
adicional? ¡Vergüenzas que ya empiezan a
reconocerse hasta en el Parlamento Europeo y donde se lo enrostraron al (no
tan) sonriente y “democrático” presidente de los magnates chilenos!
¿O quieren que se les crea que las escuelas, servicios de
salud, viviendas, programas reales de apoyo, condiciones de las tierras mismas
en que quedan por la industria forestal y las condiciones de vida de su pueblo no
son deplorables? Sobre esta abusiva
situación, se les aplica una represión que pretende aterrarlos... sin
conseguirlo, por ser todas esas demandas justas y apoyadas por leyes y por las
Naciones Unidas.
La persecución ahora
contra los extranjeros, como las italianas Luisa Costalbano y Valentina Fabbri,
que han venido incluso con apoyo del Relator de Naciones Unidas, James Anaya y
muchos otros grupos de Derechos Humanos, es otra vergüenza adicional.
Yo las vi en la cárcel de Angol conversar con Héctor Llaitul y se
informaban, precisamente, de esta deplorable situación en la que se tiene a
nuestros hermanos. (¡Como también vi el
juicio-farsa en Angol, donde testigos protegidos (todos pretendieron ser las
víctimas, luego se presentan como testigos
pero lo único que sí han sido es ser los represores…! Pero todos, todos, eran carabineros!
La expulsión es un crimen a un derecho de cualquier ciudadano
del mundo. Más aún si una de ellas, Valentina, es hija de refugiados chilenos y
tiene derecho absoluto a saber lo que pasó con la que era su tierra y su mundo. El Estado y gobierno de Chile temen
demasiado a que se sepa la realidad de la vida del pueblo Mapuche y de
la falsa democracia que pretenden mostrar. Nuevamente, es “a la Pinochet” que
se persigue a los defensores de los
derechos humanos. El Gobierno y Estado no hacen sino reinventarse en sus
mentiras. ¿Hasta cuándo?