mercoledì 14 dicembre 2011

Las inmoralidades históricas pasadas y presentes del poder y del dinero: Brevemente, un caso puntual: la mentira y tergiversación en El Mercurio.


Una nota importante, en el siglo diecinueve – para ser precisos, en el Editorial del diario El Mercurio del 25 de Junio de 1859, citada en Las razones del Ilkum/enojo: Memoria, despojo y criminalización en el territorio mapuche de Malleco libro escrito por el abogado Martín Correa y Eduardo Mella, Trabajador Social  (Ediciones LOM / Observatorio de los Pueblos Indígenas 2010) El Mercurio que ya era claro, sin contrapeso, representante del poder y de los que tomaran en sus manos el usufructo del país y “de las necesarias y comprensibles” formas de violaciones de los derechos de los habitantes de estos territorios a favor de estos nuevos dueños del país . Violaciones que les aparecían como fundamentales para poder  establecer control total, a cualquier precio y hacer este país del futuro, moderno, transparente y con las múltiples “pretendidas y aún inexistentes bondades sociales” que tanto defienden todavía. En ese entonces, el planteamiento “moderno” era el genocidio contra el pueblo Mapuche. En Argentina se llamaba “la guerra de las pampas”. En Chile se la llamó “La Pacificación de la Araucanía”. Y así, sin nunca pacificar nada –que no era el objetivo sino implementar la recomendación Mercurial de eliminar al pueblo Mapuche que su nota editorial de la época- fabricaba algunos héroes antojadizos para la fanfarria y la manipulación de la historia. Con prohéroes como Cornelio Saavedra, se estableció la historia del pueblo Mapuche: despojo, racismo, exclusión, encarcelamientos rutinarios y miseria programada. José Bengoa, uno de los primeros en mirar la historia del pueblo Mapuche de modo crítico, la llamó “La historia de la intolerancia”… esa característica tan típica y nunca reconocida, por la sociedad oficial chilena.  Cuanto presidente venía apareciendo, junto con el apoyo de los poderes religiosos, militares, latifundistas y la nueva, naciente aristocracia, siguió desarrollándose en cada detalle, sin sorpresas, de modo racista y auto-justificado una sociedad injusta. El poder de la “información” con el conocido concepto de “El Mercurio miente”, ha seguido incambiable hasta nuestros días. La dictadura lo reafirmó y los 20 años de colusión en el poder pretenden eternizarlo.  

La cita en cuestión, dicha entonces y válida ahora por las actitudes que vemos en las políticas del Estado menciona: “…los hombres no nacieron para vivir inútilmente y como animales selváticos, sin provecho del género humano; y una asociación de bárbaros, tan bárbaros  como los pampas o araucanos, no es más que una horda de fieras que es urgente encadenar o destruir en el interés de la humanidad y en bien de la civilización”.

La “Historia del Despojo”, incluye los intentos de exterminio y sus justificaciones pomposas de diversos cuerpos policiales-militares, que con intervalos de “descanso” mientras obediente y ambiciosamente se atacaba para otro tipo de despojo: por “sugerencia” del Imperio Británico que deseaba el control total del Salitre, entonces en los territorios de los países vecinos de Bolivia y Perú. Esa fue la mal llamada y aún menos heroica “gesta de la Guerra del Pacífico”. La no-independencia del español, que fuera impuesta por sus herederos y clase en el poder, no cambió en intenciones de exclusión y deseo de explotación para los que habían perdido su libertad y derecho a vivir democráticamente bajo la Colonia. Con la llamada Independencia no las recuperaron. Se mantuvo contra ellos la intolerancia y el matonaje…, esta vez con la excusa de la "construcción" de este Chile sin equidad para “todos los chilenos” y según el mandato de leyes que jamás fueron legítimas o justas. Así, con esas “victorias” construían una imagen de poder e invencibilidad que, ya en  dictadura, escribieran en letras de piedras pintadas con cal, gigantescas, en los cerros de Putre, allí donde hay una fuerte base militar chilena: se trata de la frase torpe, prepotente y provocadora de “Ejército chileno, siempre vencedor, jamás vencida” (para que las llamas, los guanacos y los pueblos andinos la leyesen… y que nada bueno recibieron de los invasores)

La nota editorial del autodenominado Decano Mercurial de ayer (“Violencia en la Araucanía”, página A-3 del 13 de diciembre 2011) es un ejemplo de conclusiones antojadizas, falsas, basadas en montajes y sostenidas solo por un poder obcecado, nuevamente y siempre racista. Cita como verdades los juicios más exentos de los principios al debido proceso, basados en testigos sin rostro, usados con coimas, utilizando “confesiones” obtenidas bajo torturas y luego refrendadas hasta por la Corte Suprema que se plegó nuevamente ante el poder económico. Mantener preso y miserable al Mapuche ha sido y es la fundamentación central del Estado y de sus gobiernos. Criminalizar las justas demandas –apoyadas por todos los organismos internacionales sobre los pueblos originarios y principios democráticos de convivencia humana- sigue intacta en este nuevo editorial Mercurial. Lavar las manos y cara de latifundistas y fiscales, generales de Carabineros, latifundistas asociados, y que niegan su propia violencia, que es la única presente.  Quienes se acercan al pueblo Mapuche ven y reconocen, fuera de los afectados, una guerra sucia contra el pueblo Mapuche. Esta guerra sostiene el aparataje del control del mar, mineras, del agua, energía, de las forestales, plantas de celulosa, educación, salud y todo el aparataje especulativo-comercial y de bancos que super-explota al pueblo entero. La Constitución actual permite asesinar impunemente, en violación con todos los tratados firmados por Chile de Derechos Humanos y que deberían ser considerados leyes nacionales. Así, personas como Rodrigo Cisternas (Laraquete 2007) Jaime Mendoza Collío (Malleco 2009), Alexis Lemún (en el Fundo Santa Elisa de Ercilla, perteneciente a la Empresa Forestal Mininco), Matías Catrileo (2008), Jaime Mendoza Collío (2009), Manuel Gutiérrez (2011), José Henulao (menor desaparecido a manos de Carabineros conocidos y aún impunes-2005) y de otros, además del encarcelamiento y tortura de todo el que se atreva a desobedecer al patrón. La tortura -que incluye a niños y comunidades enteras, que ha recrudecido, aunque parecía imposible ya por su sostenida virulencia de las últimas décadas- no es ni siquiera nombrada por el editorial tergiversador.  “Mentir, mentir, que siempre algo queda”, es un lema que viene desde el “nacimiento” de el Estado chileno. Perduró en el siglo pasado y ahora, con muletas, parches y maloliente, no convence a nadie. Sus estafas, fraudes, apropiaciones indebidas y defensa de las fortunas que destruyen e hipotecan el futuro del país entero están afirmados en una Constitución ilegítima y de una legalidad que nadie en el mundo reconoce (a menos que sea parte de los que se disputan el botín del pueblo chileno)

Chile, -pese a que el país, en más de un 80% aprueba la lucha por los derechos fundamentales-, controlado por empresarios de estirpe pinochetista y especulativa, sigue jugando al transparente y eficiente, en medio de su oscuridad que hoy se alumbra con cada lucha por una dignidad que aparece como necesaria y posible.

De todo esto, El Mercurio, defensor del poder inmoral social, económico, judicial y legislativo que persigue a quien sea necesario y que busca transformar a la población entera en consumidores ciegos y obedientes, miserables, nada dice. El pueblo Mapuche, para el poder establecido y sus comunicadores, corresponde al dicho tan repetido: “el único indio bueno es el indio muerto”.  Pero el reloj de la historia va marcando otras tendencias.

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