¿Y represión contra el derecho a tener derechos?
José Venturelli, Vocero CECT-SE - 14 de Junio 2011
La educación es un derecho social. Un derecho fundamental. Los estudiantes, sus profesores, los universitarios y la sociedad lo va entendiendo… y muy bien (ver 1). Derechos como la salud y el derecho a las riquezas nacionales (minas, mar, agua, ríos, energía) Los que defienden las leyes educacionales actuales son parte de la colusión mercenaria que estableció una educación en la que sólo se permite respetar "el derecho a hacer negocios con la educación". ¿Herencia de Pinochet? Seguro pero el dictador se murió hace tiempo. Hoy son los gobiernos de la Concertación que la empeoraron y reprimieron a los pingüinos y ahora los mentirosos de la Alianza. Eso lo demuestra la ex-Ministra de Educación, ella misma una "sostenedora" que ahora sostiene la fortuna que se hizo en ese entonces. (Su nombre me escapa pero es la que recibió el jarro de agua de una que sí vale la pena recordar: María Música...)
El Ministro de Educación, Lavín y sus socios-dueños de universidades privadas (Lavín y otros "pirañas" lo son de la U del Desarrollo y otros negocios educacionales) no puede/pueden entender esto. Cuando exige que los estudiantes deben dejar su movimiento para entonces "conversar" hace un análisis torpe en demasía: ¿Cree que el problema son los estudiantes que protestan? ¿No se da cuenta de que la protesta es porque en Chile se ha destruido el derecho a la educación? La privatización es su única solución, porque su preocupación es tener una sociedad mercenaria.
Los estudiantes han conseguido unir a amplios sectores en esta lucha y no deben dejarse encerrar en una sala donde sólo deciden los técnicos (es decir, los empresarios, que de entendidos en educación no tienen nada) con sus mentalidades exclusivamente comerciales y en busca de ganancias.
El principio, nuevamente, es el de que las leyes deben cambiar. Eso requiere que todos los poderes actúen en forma coordenada y se cambie una maldita Constitución que permite a usureros determinar lo que se hace en educación, en salud, en las tierras usurpadas a los mapuche, en la mineras (que roban agua, energía y envenenan el agua de los pueblos), en energía y en las comunidades del norte donde se roban el agua.
Y, finalmente, debemos identificar que es fundamental que se cambien totalmente las normas del Ministerio del Interior el que se concentra en reprimir porque la gente protesta por sus derechos fundamentales, siempre postergados para favorecer a los usureros del poder. El Jefe mayor de ese Ministerio, el Sr. Hinzpeter no sabe sino mirar a que "obedezcan"... pero de que él cumpla lo que promete, jamás lo hace.
La juventud es el futuro y, como dijo el poeta Rubén Darío, es "el divino tesoro" (que debemos cuidar) para tener un país basado en equidad, derechos humanos para todos y justicia social. Mientras el gobierno mienta y los ministerios sigan ofreciendo ganancias a los privados -como el bono AUGE especial de invierno en el que le dan más ganancias al sector privado en vez de fortalecer el sistema público de salud es decir, hacen lo mismo que en educación- sólo vamos al precipicio y, como resultado lógico, a aumentar la represión, poniendo a las víctimas como delincuentes. Y allí se cierra el círculo de usura-represión. Por eso, inmediatamente luego del acuerdo con los comuneros mapuche en huelga de hambre, el “verdugo” Hinzpeter dice que “la ley Anti-Terrorista no se toca” y se empantana en este circuito inmoral que se le impone como forma de vida al país entero. Los usureros determinan los derechos… y se aplica represión al pueblo para proteger la usura. Es la lógica de Pinochet con la educación y salud y el resto. Nada cambia: ni la represión. De allí que hoy sea un derecho rechazar este neo-pinochetismo inmoral.
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