En el marco
da la Cumbre de los Pueblos realizada entre los días 25, 26 y 27 de Enero de
2013, en Santiago de Chile, las organizaciones y movimientos sociales y
políticos de los diferentes países de América Latina, el Caribe y la Unión
Europea declaramos lo siguiente:
Hoy, somos testigos de cómo los bienes
naturales, los derechos y las personas han sido mercantilizadas en las naciones
y pueblos de América Latina, Europa y el Caribe, producto de la lógica
capitalista, que en su vertiente neoliberal y machista, permite su instalación y
profundización a través de aparatos cívicos, políticos, militares.
Las
relaciones existentes entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe que
priorizan los privilegios y ganancias de los inversionistas frente a los
derechos de los pueblos a través de acuerdos comerciales y acuerdos bilaterales
de inversiones, profundizan este modelo que perjudica a los pueblos de ambas
regiones.
Es así, que estos Estados mercantilistas, las transnacionales y
las corporaciones continúan siendo administradores y profundizadores de la
pobreza y la desigualdad social en el mundo, amparados por un tipo de democracia
representativa, de mano de la elite, que se aleja de los intereses de las
grandes mayorías de nuestro pueblo.
Esta hegemonía del capital financiero
se manifiesta entre otros en la privatización y mercantilización de los
servicios públicos, el desmantelamiento del Estado de bienestar, la
precarización del trabajo, el extractivismo, la usurpación, la destrucción y
mercantilización de los bienes naturales y sociales propios del pueblo y el
desplazamiento forzoso de los pueblos originarios, provocando las crisis
alimentarias, energéticas, climáticas.
En la Unión Europea la crisis
capitalista ha significado un verdadero golpe de estado financiero que ha
impuesto políticas de austeridad en contra de los derechos de los pueblos, de
los derechos laborales, ambientales, etc. La troika europea (FMI, BCE, Comisión
Europea) obliga los estados a endeudarse para salvar los bancos para que seamos
los pueblos los que paguen la crisis provocada por ellos mismo.
Al mismo,
es necesario visibilizar la creciente opresión y discriminación hacia las
mujeres en América Latina, el Caribe y Europa.
No obstante, a este
panorama que parece adverso, reconocemos procesos históricos y recientes a
partir de las luchas de nuestros pueblos en el mundo, que han logrado tensionar
y agrietar las actuales lógicas y nos dan la esperanza de que otro mundo es
posible.
De este modo, surge la necesidad de construir las bases para un
nuevo modelo de sociedad que transforme las actuales lógicas y coordenadas
políticas, económicas, sociales y culturales en todas nuestras naciones y
pueblos de ambos lados del continente las luchas de los diferentes actores y
organizaciones del campo popular.
Para alcanzar estos objetivos
proponemos que:
Los derechos y bienes naturales arrebatados a nuestro
pueblo deben ser recuperados, por medio de la nacionalización, la
comunitarización de los bienes y servicios y los medios de producción y el
reconocimiento constitucional de la naturaleza como sujeto de derecho. Esto
implica pasar de ser resistencia y movimientos reivindicativos a una alternativa
que contenga una propuesta política-social integral de país.
Promover el
paradigma del buen vivir basado en equilibrio del ser humano con la naturaleza y
el medio ambiente y los derechos de la tierra, al servicio de los pueblos, con
una economía plural y solidaria.
Democracia directa, participativa y
popular y su concretización desde las bases sociales. Para ello, es necesario la
integración de actores sociales y políticos del mundo, valorando prácticas
territoriales y haciendo el dialogo entre las instancias locales y
globales.
Promover la integración en la participación política de los
niños y niñas y las juventudes, desde un enfoque de género. Respeto a la libre
determinación de los pueblos originarios del mundo, entendiéndolos como pueblos
hermanos no sometidos a la territorialidad impuesta por la colonización. Esto,
sumando a la promoción de la soberanía alimentaria en perspectiva de una
autotomía territorial que a los pueblos y comunidades decidir qué y cómo
producirlo.
En cuanto al avance de la represión y la criminalización de
la protesta, movimientos sociales y populares, debemos articularnos de tal
manera de generar la fuerza necesaria para frenar el avance de leyes
antiterroristas y la inserción en las comunidades indígenas de nuestros pueblos,
como a su vez la militarización imperialista que ha instalado bases militares en
América Latina, Europa y el Caribe.
Sensibilizar, agitar y promover
luchas contra las transnacionales, mediante campaña de denuncias y boicot en
todos los niveles.
Posicionar el feminismo con un proyecto político
antipatriarcal y anticapitalista. Reconocer y promover los derechos de los
migrantes y los derechos de los pueblos de libre tránsito entre las
naciones.
Plena solidaridad con el pueblo Palestino y todos aquellos
pueblos y naciones oprimidos por el poder colonizador y el imperialismo, así
como el repudio a las intervenciones cívicos-militares en Honduras, Haití y
Paraguay. Apoyamos los procesos de paz, con la participación de los actores
sociales y políticos en Colombia. Solidaridad con el pueblo cubano en contra del
bloqueo, con Argentina en el proceso de recuperación de las Malvinas, con
Bolivia y su demanda por salida al mar, con el pueblo Venezolano en el proceso
Bolivariano y con los movimientos sociales en Grecia y España. En el caso de
Chile, solidaridad con el movimiento estudiantil en defensa de la educación
pública, gratuita y con el pueblo-nación mapuche contra la represión realizada
de parte del Estado.
Acompañando la lucha por la soberanía de nuestros
territorios en América Latina, es necesario luchar por el respeto de la
soberanía de nuestro cuerpo como territorio propio de las
mujeres.
Entendemos que la superación de la precarización laboral a la
que se ven expuestos las mayorías de trabajadores en América Latina y el mundo,
pasa por un cambio estructural que altere las relaciones de propiedad y
producción de bienes y servicios valorando la labor esencial que desempeñan los
trabajadores y trabajadoras como sustento sobre el cual se construye toda
sociedad.
De manera transversal, debemos avanzar en la construcción de
plataformas de lucha comunicacional que no sólo permitan develar y difundir las
demandas y alternativas de nuestros pueblos frente al modelo hegemónico, sino
también como forma de explicar las verdaderas causas de los problemas que hoy
nos aquejan.
Debemos ser capaces de construir demandas unitarias que
aglutinen a todos los actores sociales y pueblos en disputa y que a su vez nos
permitan trazar un horizonte estratégico hacia el cual avanzar, articulando y
organizando la unidad entre el movimiento sindical, social y político en América
Latina, el Caribe y Europa. Esto debiera traducirse en una hoja de ruta de
trabajo y de movilizaciones para el presente periodo, pero con perspectivas a
largo plazo.
Al mismo tiempo, fortalecer la organización social y popular
en cada sector de inserción, potenciando la amplificación de nuestras demandas a
las grandes mayorías por medio de la politización y la movilización.
No
podemos dividir más las instancias organizativas en las que estamos, conducir
hacia un proyecto en la diversidad es el mayor desafío que se nos presenta para
la generación de una alternativa real de poder popular. Romper con los
sectarismos que fragmentan, dividen e impiden la construcción de unidad del
campo popular, es una tarea urgente.
Frente al poder del bloque dominante
sólo la unidad y la solidaridad entre nuestros pueblos nos darán la fuerza
necesaria para alcanzar nuestros más alto objetivos y vencer.
Santiago de
Chile, Enero 2013
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